Las despensas de barrio y su rol dinamizador de la economía
En nuestro país existen aproximadamente 50.000 despensas pequeñas, medianas y autoservicios, que en su mayoría están dirigidas por familias, lo que significa que al menos tres o cuatro personas dependen del ingreso que genera cada negocio, sin contar que los de mediano porte suelen emplear a terceros.
Vale destacar que las despensas no sólo son generadoras de mano de obra directa e indirecta, sino que contribuyen con el dinamismo de la economía, actuando como canales de distribución de centenares de ítems de productos nacionales e importados, y con una interesante rotación, dependiendo del tamaño del negocio y de varios otros factores.
Se podría decir que en ningún barrio de ninguna comunidad falta una despensa; y Lambaré no es la excepción. Por esa razón, compartimos dos casos de éxito de almacenes que progresan a base de esfuerzo, inversión y sobre todo buen trato.
Minimarket / Bodega El jefe.
Denis Rojas junto a su familia llevan adelante el Minimarket situado en el barrio Valle Apuá 1. En medio de la pandemia del Covid-19 "El jefe" no bajó los brazos y se adaptó a las exigencias para seguir brindando oportunidades al barrio en medio de una situación complicada.
Rojas nos comentó que esta cuarentena "afectó de manera positiva, por que los clientes volvieron a los negocios del barrio". Buscaron estrategias para seguir trabajando y tuvieron que "buscar buenos precios para demostrar que los negocios del barrio también tiene sus ventajas y con las medidas sanitarias".
"El jefe" se adaptó rápidamente a las exigencias sanitarias facilitando "Lavatorio para lavado de mano, jabón líquido, alcohol, tapaboca para la atención y respetando las normas de distanciamiento". Si bien la pandemia dio un duro golpe a la economía Denis concluyó que "la pandemia fue una oportunidad de negocio, por el rubro al que me dedico de alimentos y bebidas".
Despensa Brunito
La propietaria, Inocencia Enciso, abrió su despensa poco después de volver de España. Como no podía estar sin hacer nada, decidió hacer empanadas para el terere rupa y ofrecer a unos obreros que trabajaban cerca de su casa.
Poco tiempo después levantó pedidos para la hora del almuerzo; pero Ña Ica buscaba algo más. Dejó su zona de confort y fue a instalarse en un lugar más concurrido, en el barrio Cerro Corá de Lambaré, para darle vida a una despensa que anteriormente pertenecía a su sobrina.
Ya como dueña del almacén, Ña Ica entendió que no bastaba con inyectar capital al negocio y que una despensa en realidad requiere de varios otros ingredientes para tener éxito y gozar de la aceptación y preferencia de los clientes.
Como no contaba con una poción mágica, se valió de algo mejor: del inigualable aroma y sabor de sus empanadas y sus sándwiches de milanesa, que pronto se hicieron famosos en el barrio y sirvieron como gancho para atraer clientes a la despensa.
Con una actitud proactiva, la propietaria se animó incluso a visitar a las vecinas del barrio para ofrecerles un variado menú para el almuerzo y la cena; la propuesta contó una aceptación total e inmediata. Hoy, la despensa de ña Ica abastece a unas 20 familias del barrio con deliciosos platos.
Con esas acciones, el almacén cobró vigor y cuenta en la actualidad con una concurrida clientela. “El que entraba para comprar empanadas llevaba una gaseosa, cigarrillos… y después del trabajo volvía para comprar leche, pan, galletitas o jugos para la merienda de sus hijos en la escuela; y a medida que venían más clientes, cargaba y cargaba la despensa”, comenta Inocencia.
Otro aspecto que le valió varios puntos a favor a ña Ica es que nunca, nunca dice “no tengo”, si no tiene, lo inventa. Además, como estrategia, trata de mantener sus precios nivelados con los del supermercado para que sus clientes “prefieran su establecimiento antes que ir a perder tiempo, formando largas filas en el súper”.
“Trato siempre de compensar y armar kits de productos. Por ejemplo, si una galletita cuesta, en el supermercado, 4.500 guaraníes yo vendo a 4.000; el cliente ve esa diferencia de precio y lleva también un juguito o una chocolatada; gano menos, pero vendo más”, enfatiza.
Finalmente, cuenta que todo eso no serviría de nada si no mantuviera cierto orden e higiene en el local. Al respecto, asegura estos factores son claves y tan importantes como ofrecer variedad, calidad, buen trato y buenos precios para el éxito de los comercios minoristas.