Lambaré, conoceme bien
57 mozos años y el escenario actual presenta un mercado comercial extraordinario, desde los negocios gastrónomicos, Paseos o más conocidos como Shopping’s que, por supuesto van de la mano con el repunte del rubro inmobiliario y edilicio lo cual a simple vista denota encontrarse con obstáculos.
Poco más de medio siglo reúne Lambaré desde que fue convertida en municipio, en el año 1962 y, sin embargo, el escenario actual presenta un mercado comercial extraordinario, con un pujante desarrollo de los negocios gastronómicos, paseos y modernos establecimientos comerciales, que por supuesto van de la mano con el repunte del sector inmobiliario y edilicio.
Con una superficie de 27 kilómetros cuadrados y una población cercana a los 190.000 habitantes, Lambaré es actualmente una de las ciudades más prósperas de la Gran Asunción y una de las más pobladas del país.
Entre sus fronteras alberga sitios que forman parte del patrimonio de la ciudad y que se circunscriben como lugares históricos, culturales y de dispersión familiar, dignos de conocer y de visitar.
Yacht Y Golf Club Paraguayo
Entre los diversos puntos de encuentros sociales, deportivos y culturales, como buque insignia sobresale el Yacht y Golf Club Paraguayo. En funcionamiento desde hace casi 40 años, es el sitial de encuentro de familias, grupos de amigos, deportistas y artistas para eventos nacionales e internacionales.
Es uno de los “santuarios” de la actividad náutica en Paraguay. A su vez, ofrece interesantes atractivos para los amantes de los deportes acuáticos, como remo, wakeboard y la pesca deportiva. Es sede también de animadas competencias que integran a clubes que lindan con el majestuoso río Paraguay.
Plaza Juan de Ayolas
La plaza céntrica de la ciudad fue erigida en homenaje a Juan de Ayolas. Según cuenta la historia, en un principio el lugar era utilizado como cementerio de los indios del Cacique Lambaré. Ayolas, en uno de sus viajes de expedición, partió con 300 soldados rumbo al Chaco paraguayo y dejó 100 hombres armados en la Casa Fuerte Lambaré; lastimosamente nunca volvió para relatar sus hazañas.
La plaza, además de su tinte histórico y de cumplir con el rol de esparcimiento para la que fue construida, tiene también un espacio dedicado a la cultura en forma general y a la lectura en particular. Desde hace unos años, el escritor Aníbal Barreto Monzón, instaló en el sitio un buzón cargado de libros, que los visitantes pueden utilizarlo, sin costo, para disfrutar de una buena lectura al aire libre y a la sombra de frondosos árboles, si es que el lector desea leerlos en el sitio.
Pero los que prefieren tomarse más tiempo pueden prestar un libro y llevarlo a casa. Una vez que lo terminan, pueden devolverlo y retirar otro. El buzón está abierto todos los días, las 24 horas, y no tiene candados. Es decir, el interesado solo debe acercarse y elegir el título de su preferencia.
Esta iniciativa tiene como objetivo fundamental facilitar la lectura, a la vez de promover el cuidado y el respeto de los bienes públicos. ¡Qué buena idea! ¡Vamos todos a la plaza, vamos todos a leer!
La Iglesia Virgen del Rosario
Doscientos cincuenta años de historia envuelven a la iglesia Virgen del Rosario, situada en el caso céntrico de la ciudad. Los libros de texto atribuyen a Félix de Azara un testimonio que da cuenta de que el 1 de octubre de 1769 se realizó la bendición de la capilla de Lambaré, y entonces adquirió el título de Viceparroquia de la Catedral, en tiempos en los que la población de la comunidad no superaba los 825 habitantes.
Fueron los jesuitas quienes edificaron la capilla en las proximidades de la choza central del Cacique Lambaré, donde hoy se encuentra la iglesia Virgen del Rosario. Sin embargo, la construcción del santuario, tal como la conocemos en la actualidad, es una obra que fue ordenada por Carlos Antonio López, mediante el decreto del 22 de marzo de 1846.
Y así, la construcción del nuevo templo reemplazó al añoso rancho de madera que servía de iglesia y congregaba a los fieles en el mismo lugar que hoy, indica Leticia Cabral de Garay, en el libro “Memorias de Lambaré”.
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Nota realizada por: Luis Alfredo Cino Diaz